Pocas veces nos detenemos a pensar en la etapa de la vejez. Pareciera que nos olvidamos de que algún día todos tendremos que pasar por ella. Muchas veces nos resistimos a la idea y eso provoca la negación de los hechos, empezando de este modo a distorciona la realidad o a frustrarnos al darnos cuenta de que hemos perdido habilidades que antes eran nuestras.
El envejecer no es cuestión de la edad podría relacionarse con el poder de la mente, la buena salud mental y el equilibrio emocional juegan un papel importante en el paso de los años, vivir sano física, mental y espiritualmente dentro de las limitaciones de la vejez, no elegimos envejecer por que es la ley de la vida, pero si es de nuestra elección llegar a ella saludablemente.
Sabemos que el envejecer conlleva a un proceso de degeneraciones tanto físicas como mentales pero no se trata de lo que debemos hacer una vez que estemos en la llamada tercera edad, lo cual es obviamente muy importante, sino de lo que hemos de cultivar en el camino de la vida.
Debemos tener conciencia de que un dia llegaremos a la vejez donde alcanzaremos nuestras realizaciones personales y familiares, acompañada de cambios significativos con relación a nuestro ciclo vital como la desvinculación laboral, la separación de los hijos y la aparición de factores propios de la vejez como la menopausia o la andropausia y las deficiencias físicas propias del envejecer.
La actitud que tomemos frente a cada uno de estos factores va a ser relevante para llegar a vivir una vejez plenamente feliz a nivel personal y funcional.
Sandra Lorena Cardona
Si cada uno pudiera acompañar el programa biológico que marca la especie con un programa personal acerca de cómo aprovechar mejor el trozo de vida que le toca, seguramente el envejecer y la muerte no serían vividos como una ¨ bomba de tiempo ¨, sino como una construcción personal del propio destino.
Es paradójico, pero quienes menos soportan la idea del envejecer y la muerte son precisamente aquellos que, por una u otra razón, no están viviendo en el presente una vida plena. Sienten que la vida se les escapa de las manos. El afán de prolongarla interminablemente pone en evidencia que no han encontrado aún el sentido de su vida, que no valoran suficientemente su obra, que no alcanzan a vislumbrar su legado.
GRACIELA ZAREBSKI
Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.
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